Federico Ingrassia toma como disparador una experiencia docente. Y enfoca la cuarentena del entretenimiento y la animación, transcurriendo la pandemia.
“Son un regalo para esta infancia que hoy está tan aletargada”, escribió la directora de una institución educativa. Ella confió en nuestra propuesta y siente, vive y sobrelleva el estado de un grupo etario, como es la infancia, que siente de lleno como el Coronavirus los fue encerrando en sus hogares. La pandemia convirtió a esos chicos y chicas en pantalla-dependientes y les quitó los momentos más valorados como son el encuentro en el jardín o la escuela, en clubes, en espacios de arte.
En nuestro camino de animación son muy variados los ámbitos, los grupos y las edades con las cuales nos tocó desarrollar el trabajo. Agosto es el mes en donde la niñez aparece con presencia estelar y, una vez más, confirmamos la emoción de ponerlos a jugar, a interactuar, a cantar, a bailar y darle lugar a la espontaneidad que caracteriza estas edades. Aunque sea por zoom.
Pero este 2020 nos desafía con una infancia que en su mochila lleva el letargo, el adormecimiento de la curiosidad y ya a esta altura del año un enorme aburrimiento que le genera una clase virtual. Por eso desde Caída Libre buscamos conectar con las raíces de la niñez, la magia, la música, la parte lúdica, la creatividad con lo que tenemos a mano. Esa es la búsqueda. Habilitar a niños y niñas a expresarse, a divertirse compartiendo un momento juntos/as, a despertar inquietud, a curiosear. En definitiva: a generar espacios donde puedan desarrollar su esencia más pura.
En este camino estamos, pensando y desarrollando acciones que generan emociones, que movilizan, y dan ganas de despejar el letargo: otro Covid 19.